SUSANA
Por: Hélard Fuentes Pastor
Al escuchar su voz, un halo de
ternura circundó mi pecho. No solo se trataba de mí, creo que un gigantesco resplandor
iluminó los palcos y las butacas del teatro Fénix. Era su canto a capella, esa
palpitante resistencia, también su mirada honesta, trascendente y
representativa. La sonrisa genuina y encantadora que en todo momento inspira
tranquilidad. Una terneza, en particular, que nos invitó a acongojarnos en sus
brazos escuchando el arrullo de una madre o de una abuela: «(…) Luna de los
pobres siempre abierta /yo vengo a ofrecer mi corazón (…)» (Fito Páez).
Susana es una persona
excepcional, cuya esencia la podemos captar sin la necesidad de cruzar una
palabra, a través de sus ojos, leyendo sus gestos o en aquel abrazo apacible con
que te sorprende mientras camina contemplando los frontispicios de sillar. Solo
basta escucharla a lo lejos, en el escenario, recordando a su madre o al
sobrino que tanto quería y vio partir siendo aún niño. Todo en ella es arte,
incluso los momentos más difíciles que se dibujan en los ligeros surcos de su
frente cuando alza la mirada para decirnos que debemos ser fuertes y seguir
adelante. La maestra es cercana y espontánea. Habla de manera pausada, afectiva,
con un verbo vinculante, democrático y pastoso que, en cada historia, anécdota
u ocurrencia, exhibe dulzura.
Susana es conversadora. He sido
testigo de su actitud paciente que, ante el asedio de la prensa y de mis
conciudadanos, denota ese temperamento infatigable y llano. Responde a cada
pregunta con soltura, sinceridad y prudencia. Además, la he visto firmar cerca
de medio centenar de libros con el mismo cariño que ha dedicado el primero: «con
amor». ¡Qué hermosa personalidad tiene Susana! —escuché decir a muchas personas
que, admiradas, embelesadas, acompañaron su recorrido por las históricas calles
de la ciudad de Arequipa. Lo ratifico. Ella es la nítida imagen de una «luchadora»
que ha conquistado nuestro corazón con su sensibilidad artística y su expresión
gregaria. Además, es un modelo de vida, pues en su hirsuto cabello pegado a la
altura del pabellón de la oreja, como un copo de nieve, enhebra la fortaleza,
el brío, el ímpetu de su espíritu que la caracterizan desde muy pequeña.
Así es Susana Baca, eterna como
una guitarra, luminosa como una cometa, vibrante como el cajón o el zapateo,
mágica como los girasoles y libre como la música; en ella, todo es poesía.
En: Diario Correo. Arequipa, 10-11-2022.
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