PATRICIA ROBERTS: EL ARTE DE TALLAR PALABRAS
Por: Hélard André Fuentes
Pastor
La historia de una escritora y
articulista del diario “El Pueblo”.
Hace algún tiempo retornó a los círculos intelectuales de Arequipa la
escritora mollendina Patricia Roberts Billig, quien ha radicado en Texas
(EE.UU.) durante varios años. La afamada poeta arequipeña fue hija del
recordado empresario Alfredo Henry Roberts Valcárcel, quien además de presidir
diferentes instituciones en el sector comercial, en 1948 fue designado como
Alcalde del Concejo Provincial de la Ciudad Blanca. Su madre fue la dama Carmen
Elsa Billig Calderón.
Recordamos a Alfredo Roberts, porque precisamente actuó como gerente y
socio de la Firma “Roberts & Cía”, su entusiasmo lo llevó a presidir
diversas instituciones sociales como la Beneficencia Pública de Arequipa, y cuando
asumió la Alcaldía indicó que: “En el
Gobierno Municipal, que hoy se inicia, no tendrá cabida ni la política ni la
propaganda demagógica. Nuestra actuación será para Arequipa y por Arequipa”.
En una cuna de exitosos empresarios como también lo es José Reynaldo Roberts
Billig, fueron surgiendo voces literarias que de pronto armonizaron la unidad
familiar.
Patricia nos confesó que siempre quiso ser escritora y no
necesariamente poeta. Esta pasión por las letras nació gracias a una tía suya,
Lily Roberts Valcárcel –hermana de su papá–, quien recuerda “era la poeta de la familia”. Dice que
cuando se celebraron los cincuenta años de fundación de la firma “Roberts &
Cía”, escribió un poema con el cual captó inmediatamente la atención de muchas
personas, además, según comenta: “Lily
enviaba poemas a las familias, en lugar de dar el pésame, cuando alguien moría”.
Desde aquella oportunidad, se empeñó en seguir los pasos de su tía, a quien guarda
profundo afecto.
Lily Roberts, no solo era poeta, también había escrito novelas con un
aire romántico tales como: “La Condesa
Dina” o “El Desaparecido”; y
cuando regresó de Inglaterra, comenzó a escribir un poema anual con motivo del
Aniversario de Mollendo, y cuyos versos se encuentran publicados en el “Eco de
Mollendo”. Evidentemente, la destreza poética y narradora de Lily, inspiró a Patricia,
quien escribe en una de sus últimas publicaciones: “Así creció mi amor por la poesía. Pasaba los veranos y algunos
inviernos en su casa bebiendo de su lírica. También conversaba en el puerto con
el poeta Raúl de Cáceres y Portugal, el inolvidable Zepelín. Muchos años más
tarde escribí un cuento sobre su historia”.
Patricia tiene presente a las amigas del colegio; una de ellas fue la
escritora Alicia Núñez Borja, y ambas resultaron ser “las poetas de la clase”. Su amistad ha perdurado a lo largo del
tiempo y la distancia, y cada encuentro con sus compañeras resulta ser dínamo
de sus recuerdos. En la década del ’60, cuando era voluntaria de la Cruz Roja,
recurrió al recordado crítico literario Jorge Cornejo Polar para mostrar sus
composiciones líricas, resultando ser una gran influencia en su escritura, “más tarde su hermano Antonio también lo
fue”. Además, siendo estudiante de sociología, mereció el segundo premio en
los Juegos Florales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima),
motivándola a continuar escribiendo. Ella ya estaba casada con un americano y
embarazada de su segundo hijo.
La memoria suscita infinidad de emociones, en 1969 viajó con su familia
a Texas, como su esposo también escribía versos, se conectaron con un grupo de
poetas, afirma: “al principio yo era la
esposa extranjera, no escribía poemas en inglés, pero pronto empecé a escuchar
los poemas en este otro idioma y a tratar las palabras como si fueran arcilla
entre mis manos”, quizá a ello se deba que considere a la poesía como el
arte de modelar, tallar, palabras.
Es curioso que en Austin (Texas) Patricia conociera a otra famosa poeta
arequipeña(1) como fue Cecilia Bustamante (Premio Nacional de Poesía del Perú
1961). Hicieron amistad y Cecilia se ofreció a publicar sus poemas en una
colección de poesía femenina peruana que ella dirigía en el Perú. Además, por
sugerencia de la desaparecida poeta, Patricia en una visita a Arequipa, fundó
el Centro de Escritoras, que actualmente concentra a muchas mujeres que
escriben poesía y narrativa en la localidad. Entre las socias fundadoras cabe
mencionar a Alicia Núñez, Andreína Rivera, Carmela Núñez Ureta y Carmen
Cáceres.
Vivir en Texas enriqueció su conocimiento literario. Allí tomó varios
cursos en “Creative Writing” (escritura creativa), y entre 1978 y 1993
perteneció al grupo-taller “Houston Poets II”, donde intercambiaban poemas y
realizaban crítica literaria; en 1986, fue nombrada poeta laureada por haber
ganado el mayor número de premios ese año. Dictó conferencias y organizó el
Houston Poetry Fest, “un festival de tres
días con lecturas de poetas seleccionados por concurso, talleres para jóvenes y
adultos, venta de la antología con los poetas ganadores y mucho más”.
La familia Roberts forma parte de una tradición en Arequipa, los poemas
de Patricia enriquecen el acervo literario de la localidad, sus versos –como
indica la escritora con sinceridad– buscan la “economía del lenguaje, exactitud, simplicidad, claridad, profundidad:
decir lo más con el menos número de palabras”. La talentosa escritora
también ha realizado interesantes pinturas, y en estos últimos años ha
estudiado la poesía china. Refiere al respecto: “no sé lo que se estila hoy en día, sólo sé que escribo tallando
palabras intencionalmente”.
Entre sus obras podemos encontrar: “Images
and Feelings from the Sea” (1978) “Chipping
Stone”, “Esencias” (Lima, 2005), “Wen Fu: El arte de escribir y la sabiduría
para la segunda mitad de la vida” (Arequipa, 2009) y otros títulos inéditos.
Tenemos conocimiento de que algunos de sus cuentos fueron ilustrados por el
destacado pintor taurino Goyo Menaut, sin embargo, esta obra no se ha publicado.
Ha llevado poesía a diferentes lugares incluso visitando pueblos
jóvenes, ha escrito durante varios años en el diario “El Pueblo”, contentó sus
páginas con un espacio denominado “Una
arequipeña en Estados Unidos”, su experiencia en el extranjero le permitió
compartir algunas visiones y misceláneas de la vida, tal y como podemos inferir
de sus artículos: “Una Arequipeña en
Texas”, “Mi amiga Tomasa”, “Ir al cine con los niños. Diversión de los
padres”, “Austin: una ciudad con dos
autos por familia”, “Texas, socio
espiritual del Perú”, “Oliver: una
comedia al aire libre” y “El
reencuentro con la tierra. La fe sencilla y tradicional”.
Goza de una gran sensibilidad por la existencia, la naturaleza, figuras
que plasma en su lírica. Encontramos también algunas evocaciones a nuestra
cultura milenaria, destacando las características étnicas del poblador andino
en una sincronía de voces e identidades que reafirman su importancia. Según el
crítico y catedrático agustino Tito Cáceres Cuadros, frente a la antología
“Tierna Guerra” que reúne a muchas poetas arequipeñas y de otras regiones, “vale la pena destacar a Patricia Roberts,
cuyos versos, nuevos para nosotros, que conocíamos su producción anterior, nos
hablan de su aguda percepción del mundo actual, de sus problemas universales
que nos afectan por igual. Sus versos cortos casi minimalistas, sintetizan la
visión desgarrada que generó, después del 11 de setiembre, una angustia que
envuelve al artista con mayor presión, por su sensibilidad que parece mellada”.
Patricia Roberts ha viajado a Estados Unidos para dictar una
conferencia, pronto la tendremos de vuelta, y con ella, la misticidad que rodea
a sus poemas dándole vigencia entre los escritores que siempre le manifestamos
aprecio y admiración. Atesoramos los recuerdos de su niñez que nos ha confiado
con grata familiaridad y aplaudimos la labor que viene desempeñando en
diferentes espacios creando sociedades poéticas que hasta el día de hoy se
mantienen vigentes.
EN DIARIO EL PUEBLO. AREQUIPA, 19 DE ABRIL DEL 2015. P. A22.
(1): Cecilia Bustamante es poeta nacida en Lima.
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