LOS AUTOS ‘FORD’ EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX[1]
Por: Hélard Fuentes Pastor
El desarrollo de la industria automovilística del siglo
XX en América, se produjo con el nacimiento de “Ford Motor Company”, sociedad
creada el 16 de junio de 1903. La trascendencia histórica de dicha compañía
gira en torno a la industrialización que se estaba produciendo en el mundo,
propendiendo al proceso mecánico y a la fabricación a gran escala. La marca
“Ford”, no solo consiguió la producción masiva de vehículos, sino logró
abaratar los costos de su producción, convirtiéndose así en un símbolo de la
transformación y el cambio.
Sus antecedentes inmediatos nos conducen a una historia
de ensueño, cuando su creador, Henry Ford, más conocido como <<el
hombre que puso a América sobre ruedas>>, luego de grandes
meditaciones, exploraciones y frustraciones, encendió su primer motor en la
navidad de 1893. Dos años después, explicó sus proyectos al famoso inventor
estadounidense Thomas Alva Edison, a quien recordamos como el padre de la
electricidad, consolidándose los sueños de una sociedad modernizada.
Thomas Alva, lo apoyó y alentó entusiasmado. Y Henry, con
los conocimientos que había adquirido cuando trabajaba como maquinista en
Detroit (Estados Unidos), perfeccionó el motor y creó el primer coche: un
‘cuadriciclo’. Se trataba de un curioso vehículo sobre cuatro ruedas de
bicicleta que se puso en marcha la húmeda madrugada del 4 de junio de 1896. Así
comenzó una fantástica aventura de la nueva centuria.
Pese a tratarse de uno de los inventos más interesantes
de la historia, su fabricación no pudo ser inmediata pues no había socios que
confiaran plenamente en la rentabilidad de dicha industria, “pensaban que
era imposible vender muchos coches baratos. Creían que era mejor fabricar y
vender pocos coches caros”. De esta manera la efímera Compañía de
Automóviles Detroit, produjo y vendió aproximadamente veinte autos, para luego
desaparecer del mercado.
Felizmente surgió la compañía “Ford” que, al mes de
haberse fundado con un capital de 100 mil dólares, inició la producción de un primer
modelo “A”. Le siguieron otros pequeños y livianos: el “N” con un motor de 4
cilindros que se vendía a 650 dólares tuvo mucha demanda, y el “K”, limosina de
6 cilindros a 2800 dólares, de poca rentabilidad. En 1908, se fabricó el modelo
“T”, poco elegante pero lo suficientemente amplio para toda la familia,
augurando el éxito.
La empresa buscaba que cualquier persona con un salario
medio pueda acceder a este tipo de transporte, el modelo “T” hizo realidad esta
meta. Así fue y su elaboración resultó ser un verdadero atino. Ya en 1914, era
posible producir un automóvil completo en tan solo 93 minutos, y en cinco años,
este record se superó, produciendo 100 mil unidades por día. El diseño se
difundió hasta el año de 1927, tiempo en que se lanzó un nuevo modelo mucho más
elegante.
Según el historiador Juan Luis Orrego Penagos, el primer
automóvil que circuló en el Perú, llegó a Huaraz en 1901, traído desde Europa
por el minero Adolfo Wertheman. Se trató de un Gardner Serpollet a vapor (de
cinco caballos de fuerza). Éstos, fueron los primeros tipos de autos que
transitaron en calles rojiblancas. Luego, aparecieron automóviles motorizados a
gasolina, importados de Europa y Estados Unidos, cuyo denominador común era que
estaban “construidos fuera, con diseños de fuera, con patentes de fuera y
los repuestos venían de fuera”. Situación que se superó con los años.
Los autos universales “Ford” también fueron utilizados
por los ciudadanos arequipeños. En medio de las grandes transformaciones
urbanas de fines del siglo XIX y comienzos del XX, además de comenzar el
alumbrado público de las calles, la instalación de un sistema de cañerías para
el agua potable, el funcionamiento de los tranvías eléctricos, llegaron los
primeros automóviles, sellando el inicio de una verdadera modernidad en
Arequipa.
Hacia 1927, con la propaganda: “Hay la creencia de que
para ser propietario de automóvil es necesario poseer ingentes sumas de dinero
¡Gran error!”, la empresa Ford, difundió sus nuevos carros con arranque
eléctrico. Hubo un modelo TURISMO de cinco asientos, otro fue el RUNABOUT – dos
asientos, CUPE – dos asientos, un SEDAN de dos puertas y otro de cuatro. Sus
precios oscilaban entre los 210.0.00 y 295.0.00 Lp., y el modelo más costoso
fue el RUNABOUT, cuyo singular estilo hizo que el famoso automóvil
perfeccionado, se destinara para el uso personal y a un público joven.
No solo existieron autos, también se comenzaron a
difundir los camiones “Ford”, los cuales eran presentados como vehículos que
aumentaban las ganancias de cualquier negocio al disminuir los gastos del
servicio; su frase rezaba: “con el CAMIÓN FORD, en cambio, podrá abarcar una
clientela mayor, dando un buen servicio en todos los barrios de Arequipa y en
los pueblos vecinos. Es decir, cimentará el prestigio de su casa granjeándose
la buena voluntad de sus clientes”. Y hablando de una época donde se
distinguía una clase alta constituida por aristócratas arequipeños y
extranjeros; y una media, donde estaban comerciantes menores, transportistas,
vendedores de seguros, dueños de restaurantes, hoteles, etcétera; éstos
automotores fueron empleados por el comerciante, industrial y hacendado.
El agente autorizado para la adquisición de los “Ford”,
fue la Sociedad Anónima “Enrique W. Gibson”, que en ese entonces se ubicaba en
la calle Mercaderes No. 405. Pero, siendo aún el local más visitado, no podemos
hablar de la existencia de un monopolio, pues surgieron otras marcas y
distribuidores que ofrecían vehículos como los camiones “Dodge Brothers”.
Recordemos que, al otro extremo del continente, Henry Ford terminó diluyendo en
1915, la sociedad que hizo con los hermanos Dodge, quienes se opusieron a la
reinversión de utilidades. Para 1919, Ford compró todas las acciones y designó
a su hijo Edsel como presidente de la compañía hasta 1943, en que fallece,
retornando al cargo el patriarca del negocio. Durante este periodo, existieron
también los norteamericanos Chevrolet y Studebaker, y europeos de gran factura.
Un estudio respecto al proceso histórico de los autos,
puede apreciarse desde dos planos: por un lado constituyó un medio fundamental
para el desarrollo comercial de la localidad, y por otra parte, tenía un fuerte
contenido socioeconómico, ya que algunos vehículos estaban destinados para
diferentes usuarios; unos delicados, elegantes, que –según mencionan– “están
acostumbrados a trasportarse en autos de alto precio”, los cuales eran
perfectos para asuntos sociales, y otros más llanos, lo que nos lleva a creer
que el vehículo pasó a ser un símbolo de presunción en la sociedad.
Asimismo, encontramos –en estricto sentido social– que existían coches
adaptados para las damas, es decir, la mujer también estaba en la capacidad de
conducir. Por supuesto, coches más sencillos y livianos. Incluso la empresa
señalaba lo siguiente: “manejarlos es tan fácil que no requiere ningún
conocimiento técnico y la dama que los conduce puede sentirse satisfecha de
llevar un coche que no desmerece su situación social”. El rol de género en
torno al coche no estaba muy estereotipado como sucedió en las décadas
posteriores, dado que su creador, Henry Ford, consideraba que "cualquier
cliente puede tener el coche del color que quiera siempre y cuando sea
negro".
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