EL PENDÓN

 EL PENDÓN

Por: Hélard Fuentes Pastor

Antiguamente la ciudad estaba poblada de pendones rojos que flameaban en las calles para llamar a los comensales a las chichería y picanterías. Aquella suerte de banderas o banderines, fueron divisadas y reseñadas por muchos personajes —nacidos o radicados aquí— que han interactuado con la tradición arequipeña, cómo: María Rosa Macedo (1941), Luis Pantigoso Martínez (1951), Vladimiro Bermejo (1954), Francisco Mostajo (1956), Manuel Zevallos Vera (1965), Antero Peralta Vásquez (1977), Juan Guillermo Carpio (1982), Roy Soto Rivera del Mar (2005), Alonso Ruiz Rosas (2009), entre otros.

Mostajo se refería al “pendón” como distintivo de aquellos lugares, precisamente la tela que “pende de un palo o caña, asegurados oblicuamente contra de los tablones de la puerta”. Durante una época fue una alegoría palpitante, recurrente, pues como narra Pantigoso Martínez, “izaban al tope el pendón rojo en señal de que los dueños [de las picanterías] esperan solícitos a los parroquianos”.

No obstante, a estas referencias anecdóticas, la definición preclara de “pendón” es dada por Pedro José Rada y Gamio (1950) a las “pequeñas banderas rojas o blancas que se usan en las chicherías de Arequipa anunciar que allí se vende chicha”. Lo que permite dilucidar que es un emblema que se originó con la chichería como muchos usos y costumbres que luego se heredaron a la picantería; así se aprecia en algunas pinturas, por ejemplo, la de Víctor Martínez Málaga en 1935 y que ratifica Macedo sobre la estampa arequipeña que a los “costados de las calles estrechísimas, abren las picanterías su boca misteriosa y oscura” —bella descripción—. La escritora continúa: “en las puertas se balancean los pendones con leyendas características [en referencia a los nombres de los locales]”. 

Hoy en día, salvo algunos establecimientos tradicionales, el pendón no integra la utilería, o por lo menos, no de un modo funcional como sucedió en gran parte del siglo anterior hasta los años 90, según varios autores. Lo que tenemos ahora es un asunto más ornamental y/o conmemorativo de uno de los pilares de la identidad mistiana. Quizás por ese motivo es considerado “el nuevo símbolo de la gastronomía arequipeña”, tal cual han de llamar nuestras picanteras o los medios de prensa local.

EN DIARIO CORREO. AREQUIPA, 06 DE OCTUBRE DEL 2022. 

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