LOS PERSONAJES PINTORESCOS DE AREQUIPA

 LOS PERSONAJES PINTORESCOS DE AREQUIPA

Por: Hélard Fuentes Pastor

Desde los tiempos de Francisco Mostajo, incluso antes, han transitado en los imaginarios sociales de nuestra ciudad, múltiples personajes o tipos folclóricos que enriquecen la identidad. 

Uno de ellos es la famosa Chabela, que en la bohemia de aquellas épocas –afirma el ilustre arequipeño– se trataba de una mujer del pueblo, de talla pequeña, delgada con el rostro pálido, vestía con sencillez, tenía gracia de ser cantora y guitarrista, y se llamaba Isabel o quizás Isabela, partiendo del hipocorístico de raíz italiana. 

La lechera (Ref. Asociación de Arte Arequipa Los Lonccos)

Según César Guardia Mayorga, esa mujer pasaba «su vida en las tabernas y chicherías bebiendo y tocando su guitarra». No cabe duda que aquella muchacha acompañaba el ambiente picanteril. Su nombre dio origen a grandilocuentes fantasías, producto de la jarana que acostumbró, como reafirma Mostajo: «Si la invitaban a cualquier tenduchín, allá iba, sin cuidarse de que fuesen pocos o muchos sus acompañantes, tampoco de la hora ni del paraje (…)».

La mujer, de aparente nacionalidad chilena, se volvió un personaje mítico una vez que fue enterrada en el cementerio de Miraflores con la piedad de los comensales. Desde entonces, no solo inspiró el nombre popular de dicho lugar, extramuros de Arequipa, por lo menos hasta el traslado de mentado camposanto a la localidad de Alto Misti, a mediados del siglo XX. Además, dejó su apelativo en un sitio que luego ocupó el mercado miraflorino y bautizó un puente en el distrito de Alto Selva Alegre. Vale decir que también iluminó la novela de Vladimiro Bermejo, publicada en 1932. 

Otro de los personajes admirados de nuestra historia fue el ‘Judío Errante’ que respondía al nombre de Mariano Salazar. Un vendedor de juguetes, figuras para el Nacimiento, agua florida, etcétera; que tenía su tienda bajo dicha denominación en la primera cuadra de Jerusalén y al cual, la muchachada –según cuenta Mostajo– quería bastante por sus cordialidad y bondad. Seguramente, el apelativo fue inspirado en la novela del francés Eugenio Suë. 

Foto de Sarko Medina

También existió un artesano boliviano que realizaba servicio doméstico a muchas familias, conocido como ‘el Demoñito’. Su nombre era José Miranda, pero un homónimo perpetró un homicidio, y publicó un aviso diciendo que para no confundirlo se haría llamar: José Mirandini. Tenemos, por otra parte, la historia del ‘Loco Zea' o ‘Patriota Acérrimo’, un hombre que durante la ocupación chilena se caracterizó por su exacerbado patriotismo. Sigue el Tata Huaranguito, el Tuerto Bernardo, El Guagüito (de nacionalidad suiza), tantos otros. 

En la historia contemporánea de Arequipa, aparecen nuevos rostros pintorescos, cómo: el ‘Policía Amable’ o ‘Los amarres’ (vendedor de agujetas, hileras o pasadores). 

El primero responde al nombre de Ladislao Eloy Vera Neira (n. 27/06/1948), un policía jubilado que en la intersección de las calles Ugarte y Santa Catalina, dirigía el tránsito vehicular con un trato caballeroso ganando la simpatía de los citadinos y turistas. Hace varios años fue reconocido como el peruano más amable. En tanto, el segundo, Serapio Villena, transitaba en la calle Mercaderes, gritando: «¡Amarreees!». Por ahí se desliza la versión de que se trata de un ciudadano cusqueño radicado en la localidad de Ciudad Blanca. 

Amarres (Foto de Lucy O'Doherty)
Con ellos también aparece un hombre disfrazado de Papá Noel ofreciendo chocolates a los conductores entre las calles San José y Peral. Según afirma Sarko Medina, se trata del ciudadano boliviano, Juan Roberto Mamani Paz, y en torno a su figura se han entretejido muchas historias que serán recordadas por generaciones. 

Siguiendo el tradicionalismo mistiano tenemos a un personaje popularizado como ‘Don Panchito’, Alfredo Segundo Díaz del Carpio (n. 21/05/1944). Un exalumno alfeñique, maestro, formador de juventudes que con traje típico arequipeño cultiva el habla y la poesía loncca en la ciudad. 

Ahora, cómo no mencionar a la mascota de la ciudad: ‘Scooby’ o ‘Marrón’. Un perro que acompañaba a las multitudes, concurría a las huelgas en la Plaza de Armas, caminaba junto a los hinchas del Melgar, por los alrededores de la Universidad de San Agustín y su muerte fue bastante comentada a inicios del año en la ciudadanía y los medios de prensa local. 

Junto a todos estos personajes llegan algunos tipos folclóricos que representan a la ciudad: ‘la lecherita’, por ejemplo, o el ‘burro lechero’; pues recordamos que antiguamente algunas damas montadas con los serones y porongos de lata, se desplazan de la campiña a la ciudad, anunciando: «La leche… la leche…». Asimismo, el canillita, los caperos, el arriero, el montonero, el afilador de cuchillos, la tamalera, el pastelero, la dulcera, la chichera, la picantera, los tunos y demás perfiles de la vida cotidiana.  

Foto de Prensa Libre

En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021. 

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