LAS TANQUITAS DISECADAS: UNA RECETA SINGULAR

 LAS TANQUITAS DISECADAS: UNA RECETA SINGULAR

Por: Hélard Fuentes Pastor


Probablemente sería su último gorjeo.

De todas las aves, chiguancos y chirotes revoloteando entre los árboles, las tanquitas tenían una misión especial. Aquellos pequeños pajaritos no solo doraban el sueño del loncco arequipeño mientras descansaba bajo la sombra de un molle. Además, durante muchísimos años, fueron el ingrediente de una receta singular: la famosa Ocopa.

Entonces, los gorriones andinos eran cazados en el campo. Viejos y muchachos tomaban las ‘cachas’, es decir, una herramienta en forma «Y» que empleaban como honda y pescaban a los escurridizos animalitos.

De vuelta a la casa, se les retiraba el plumaje y las vísceras, y luego en los cordeles eran expuestas al sol hasta secar. Al término, las tostaban y trituraban con los insumos característicos de la receta tradicional.

Las tanquitas, una especie diezmada con los años, también sobrevolaban la ciudad dejando notar esos curiosos copetes o su diminuta corneta. Su nombre es tan curioso como el ave. En otras localidades se le conoce como «pichitanqqua» o «tanqqua» (voz quechua), que podría significar: ´pichi’, su canto, y ‘tanqqua’, el utensilio con que las cazaban. Así devino en un arequipeñismo que ha sido recuperado, por ejemplo, en un cuento de Juan Manuel Polar, recogido en la revista Variedades de 1922.

¡Vaya tanquitas!


En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021. 

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