LA PARADA
Por: Hélard Fuentes Pastor
La Parada también fue un lugar anecdótico
en la memoria de la ciudad.
Se trató de un
lugar que recibía productos de consumo, llegados de otras provincias y
regiones, para su venta al por mayor y menor.
– Llegaban las
verduras, la fruta, la carne –comenta un ciudadano.
‘La Parada’ en
realidad fue un mercado que se encontraba entre el Colegio de la Independencia
Americana y el Barrio Obrero N° 2, en la última cuadra de la calle Garcí
Carbajal (debe ser: García Manuel de Carvajal), y se extendía hasta la zona que
actualmente ocupa El Pilar, la Facultad de Medicina y el bypass.
– Recuerdo que
mi padre transportaba los abridores [durazno aurimelo] desde Majes con destino
a La Parada –señala José Luis.
– También
llegaban desde Camaná y otros lugares –referencia propia– mi abuelo llegaba con
el carro cargado de productos.
Hacia 1957, una
ordenanza municipal dispuso que la venta de aves de corral sea reubicada del
Mercado San Camilo a la zona en mención. Sin embargo, en 1959, una noticia en
el diario El Pueblo, anota que aquel mercado ya resultaba estrecho para dicho
centro de abastos.
Eso quiere decir que aquel lugar surgió de una manera bastante
improvisada e informal, probablemente construida a inicios de los años 50. Lo
cierto es que, en poco tiempo, comenzó a extenderse y contaba con más de un
centenar de puestos de venta (se expendían potajes, entre otros artículos). Lo
que significó un tremendo dolor de cabeza para las autoridades, toda vez que
incluso debían lidiar con los problemas que ya se producían en la calle Víctor
Lira, debido al llamado ‘mercado negro’.
Por ese motivo,
en 1970, el alcalde Héctor Zuzunaga Meneses, insistió en que no había otra
salida que trasladar el histórico centro de abastos a la localidad de Tingo,
arguyendo además que aquel impedía concluir con la construcción del último
tramo de la avenida Venezuela. La situación apenas comenzaba, pues en años
posteriores al cambio, fue una zona amagada, como expresó en un comentario
periodístico el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán: «En Tingo permanece
instalado un mercado cuyas actividades paralizan el tráfico vehicular y
favorecen la acumulación de basura que naturalmente afecta a los pobladores de
los lugares aledaños».
Ello no quiere
decir que los comerciantes abandonaron totalmente la zona, pues bien ofrece
testimonio don Eusebio que los baratillos o mercadillos que quedaron en los
alrededores fueron el saldo de La Parada: «allí funcionó en IV Centenario el
baratillo o ‘bussines’ donde los sábados en la calle Garcí Carbajal muchos
jóvenes vendían ropa usada para financiar la tarjeta para asistir algún baile
de fin de semana».
No cabe duda que
‘La Parada’ fue un mercado entrañable, pero que preocupaba por el desorden que
había allí. Ciertamente, todas nuestras ciudades peruanas tienen en su historia
una ‘Parada’.
En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021.
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