EL PRIMER PUENTE DE AREQUIPA

EL PRIMER PUENTE DE AREQUIPA

Por: Hélard Fuentes Pastor

Antes de la llegada de los españoles, los puentes eran imprescindibles en el modo de vida del poblador nativo. Ninguna tradición en el mundo, menos la hispana, ha sido ajena a esta necesidad; por lo que instalado el cabildo arequipeño se iniciaron las proyecciones, digamos, de carácter urbanístico. Por ejemplo, en el cabildo de 1549, las autoridades plantearon repararlo con urgencia. ¿Por qué? Resulta que, con la crecida del río, corrían el riesgo de quedar incomunicados con las ciudades de Lima o de los Reyes y del Cusco. Algo curioso es que reconocen que aquellas infraestructuras se hicieron en el tiempo de los «incas» o «ingas», como también los llamaban. 

Su reparación no era cosa sencilla, pues de los cabildos ordinarios se desprenden las grandes y graves limitaciones de la época. No solo la mano de obra que en buena cuenta recae en los naturales, también por un tema de gestión y presupuesto, como lo conocemos hoy en día. A pesar del peligro que significaba, el cabildo ejerció verdadera presión en enero de 1550, asustados por el desborde que se podía producir.

Hacia agosto de dicho año, comenzó a proyectarse una obra que sería dirigida por un albañil español y bajo responsabilidad de Miguel Cornejo (en calidad de alcalde para esta misión) y Pedro Godínez (en calidad de regidor), la obra probablemente se trazó en 1551. ¿Reemplazar? ¿Tan malos eran los puentes originales?

Según actas de cabildo de 1555, los puentes que confeccionaban los naturales eran con criznejas de mimbre y ramas, y aquellos lamentablemente no duraban más de un año. Eso ocasionó que los españoles busquen la manera de emplear cantería y hacerlo perpetuos como los que había en España. Ahora, ¿cuántos hombres no se habrán deslomado en esta industria? Porque cómo mencionan ellos mismos, era toda una ‘industria’. 

La historiadora Rocío Villaverde Retamozo, advierte que un puente existente en Chilina «a consecuencia de la crecida del río se vino abajo» en 1549. Más bien, creemos que este fue dañado, pero aún comunicaba. Claro, significaba un riesgo. No obstante, la construcción de un nuevo puente, sólido y próximo a la ciudad, demandó muchos años. 

El maestro alarife que se encargó de la obra fue Bernardino de Ávila, quien se alejó de ella hacia 1564. Precisamente, porque no cumplieron con el pago. ¡Imagínense cuántos años! Peor aún, sobrevino el terremoto de 1582 y trajo a suelo sus cimientos. La obra, siguiendo la narración de Villaverde, se postergó hasta 1591, en que Gaspar Váez trabajó recién en 1593. Bajo afirmación de la historiadora agustina, el puente terminó en 1608 y no en manos de Báez, por lo que participó otro alarife.

Aparentemente, este puente quedaba en la zona del actual Bolognesi, aunque es complicado establecerlo. En tanto sí se puede afirmar que el único puente citadino hecho por los españoles debió levantarse próximo a la plaza; aquel que hasta el periodo republicano fue conocido como ‘El Puente’ o ‘Puente Viejo’; y que en la época colonial debió alternar con el puente rústico ubicado en Chilina (por ser la parte más angosta del río) y que utilizaban los ‘indios’ para cruzar de lado a lado. 

Lo cierto es que el Puente Bolognesi, principal y más antiguo, fue obra de gran ingeniería, porque tuvieron que nivelar la margen izquierda con la altura de la opuesta o barranca del río. 

En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021. 


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