EL CANTO DEL CHIGUANCO, NO ES CUALQUIER CANTO
Por: Hélard Fuentes Pastor
Por eso no ha de
sorprendernos que, en sus apuntes sobre botánica arequipeña, Juan Manuel
Cuadros, haya dedicado algunos párrafos a la singular ave arequipeña de la que
se desprende una tradición: «un pájaro que gusta de los frutos del molle, pájaro
que, ya cercana la estación lluviosa, parece que cantara: llové, llové, sino
llovís harto, siquiera un poquito» (1940).
Científicamente
hablando, se trata de un «turdus chiguanco» o «zorzal chiguanco» y en la
descripción que consigna Pedro Allasi, tenemos que «los adultos son de color
café grisáceo, con el pico, el anillo de piel alrededor del ojo y las patas
amarillas. Los juveniles tienen colores apagados y se nota el plumaje moteado»
(2018).
Aunque parece estrafalario, tirado de pelos, muchos vecinos consideran
que ese pajarito es un verdadero pronosticador del tiempo, incluso han llegado
afirmar con cierta experticia que su canto en cada temporada es diferente,
alimentando aquella creencia en los imaginarios populares. Su nombre, según el
diccionario de arequipeñismos, refiere a un «pájaro común, algo zancudo,
parecido al tordo» (Juan G. Carpio Muñoz).
No cabe duda,
esta especie concentró la atención de más de uno. Basta mencionar que Francisco
Mostajo le dedicó un poema –según sostiene Héctor Ballón Lozada–. Asimismo, se
cuenta que el músico Luis Duncker Lavalle, durante su niñez, jugaba a cazar
estos pajaritos.
Los chiguancos
así como son ocurrentes, también son terribles.
Amerita siempre
espantarlos de las huertas pues en su atrevimiento, las avecillas terminan
picando la fruta, sobre todo, los higos blancos, sus preferidos. Por supuesto,
su hábitat es la campiña, el verdor que aún caracterizaba a la Arequipa de los
años 40. Después, a medida que fue creciendo la ciudad hacia los alrededores,
esos pájaros se fueron adaptando e insertando a la agenda citadina; aunque
dentro del proceso de evolución urbana para algunos hayan pasado inadvertidos.
Bien señala una nota a inicios del siglo XX, que cuando recién aparecieron los
primeros canillitas anunciando el periódico, sus voces se entremezclaban con el
canto de las golondrinas, tanquitas y chiguancos.
Últimamente, el
investigador y músico Néstor Ríos Checllo, ha compilado una serie de cuentos
relacionados al chiguanco, cuya especie –recordemos– está presente en el Sur y
también es característico de otras localidades de la Sierra Central de nuestro
país.
En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021.
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