¿DÓNDE SE FUNDÓ AREQUIPA?

 ¿DÓNDE SE FUNDÓ AREQUIPA?

Por: Hélard Fuentes Pastor

Las historias que se entretejen en la plaza llevan, inherente, la memoria de su fundación; pues en aquel lugar dónde sus multitudes se congregan para las celebraciones religiosas, los corsos y las danzas, las fiestas y las manifestaciones que revelan el coraje arequipeño, nació nuestra ciudad.

No cabe duda que las plazas principales son el corazón de una ciudad. No solo por ser el punto de proyección de sus solares (a modo de damero o tablero de ajedrez), sino porque en ellas se inscriben las emociones de la gente, sus corazones palpitantes de angustia y nostalgia, de alegría y festejo, el trajinar diario que guarda celosamente el devenir de las generaciones.

Arequipa se fundó en la «Plaza de Armas» –como es conocida según los reportes periodísticos desde mediados del siglo XIX–, quizás en alusión a lo republicano. Pero, ¿por qué exactamente ahí? Vale decir que los españoles nos fundaban ciudades por ocurrencia. A pesar de las motivaciones que los impulsa en la práctica, debía cumplir con una normativa que desde 1523 dispuso las características de fundación de villa y ciudades.

En primer orden, como estimamos, debía realizarse en la costa (hacia la parte media), en un espacio saludable que permita construir un puerto y por una cuestión estratégica «no tenga el mar al mediodía ni al poniente» (Leyes de los Reynos de las Indias. Madrid: 1973). Según esta legislación, el sitio no podía implantarse en tierra de los naturales o, para el caso, necesitaba de su consentimiento.

Por otra parte, debía ser un lugar propicio para el abastecimiento de agua, en la medida que pueda conducirse al pueblo, y que tenga los materiales para la edificación de sus solares; en ese sentido, tampoco era prudente en cuestas, debido a los vientos y la dificultad del desplazamiento, o, de no hallar otra posibilidad, evitar hacerlo por «el levante y poniente», ya que corrían el riesgo de quedarse en penumbras. Finalmente, de producirse a la ribera de un río, debía hacerse de tal forma que los rayos del sol rompan primero en el pueblo que en las aguas.

Al respecto, el paleógrafo e historiador Helard Fuentes Rueda, comenta lo siguiente:

– Según la concepción de las guerras medievales, si los rayos del sol dan primero en la superficie del agua del río, éstos, los rayos, enceguecen a las tropas, hecho que el enemigo podía aprovechar tácticamente para atacar con esa ventaja; por eso es que la villa hermosa de Arequipa se fundó en la margen izquierda del río Chili.

El documentalista y ex director del Archivo Regional, también nos dice que «los únicos accidentes geográficos notorios en Arequipa, que estuvieron innominados tanto por los incas como españoles, son: su río principal y su prominente volcán», pues no existe en la documentación que va entre los años de 1539 y 1825 alguno que registre aquellos símbolos en particular, salvo el escudo. Cuando se escribía sobre ellos solo se referían al «río de Arequipa» o al «volcán». Coincidimos plenamente. Tanto Chili como Misti, debieron surgir en la época republicana como soporte del imaginario arequipeño.

En: Revista ECO. Diario El Pueblo. Arequipa, 15 de agosto del 2021. 



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