LUCHO CAVAGNARO: BASADRE ILUMINÓ MI VIDA

LUCHO CAVAGNARO: BASADRE ILUMINÓ MI VIDA

Por: Hélard Fuentes Pastor

Hoy dirigimos nuestra mirada a la Heroica Ciudad de Tacna, dónde un hombre con cincuenta años de labor, tal vez un poco más, continúa enriqueciendo el legado de uno de los intelectuales más importantes del país, Jorge Basadre. Nos referimos al historiador Lucho Cavagnaro Orellana, una de las voces representativas de la archivística en el sur del Perú. Cavagnaro no solo es un singular intelectual de barba blanca cuyo perfil asemeja al de un héroe, el héroe de los documentos, sino es esencialmente un ciudadano con profunda sensibilidad artística y cultural.

Luis Cavagnaro, José Luis Vela, Grover Pango, Gustavo Pons Muzzo, Jorge Basadre, Fredy Gambetta y Guido Fernandez
Sus raíces maternas se encuentran en Guatacondo, un antiguo poblado tarapaqueño sobre el río Loa en Chile. De aquella localidad provino la familia de su madre, Elba Orellana Salazar, mientras su padre, Filidor Cavagnaro Herrera, era un tacneño de raíces italianas. Cavagnaro fue el hijo único de aquella relación, no obstante, tuvo seis hermanos: Delia María Raquel (n. 09/07/1931), Juan Francisco (n. 26/12/1934), Olga Elena (n. 24/10/1936) Cavagnaro Nieto, y, Carlos Octavio (n. 01/06/1939), Graciela Rosa (n. 12/11/1940) y Eliana Rina Cavagnaro Tapia (n. 22/02/1942). Lucho es el menor, nacido el 20 de diciembre de 1942.

Los primeros estudios los realizó es una escuela anexa al Colegio Nacional Bolognesi, y la secundaria en la histórica institución Gran Unidad Coronel Bolognesi que por aquella época debió ser el único colegio que había en Tacna. Aquí descubrió su vocación por las letras y, paradójicamente, fue impulsado por un profesor de ciencias, Augusto Cáceres Zegarra (n. 13/04/1924), mollendino que además de enseñarle física valoraba mucho sus trabajos. Sobrevienen a su memoria otros educadores como Julio Valencia Valderrama o Hermilio Antonio Hinojosa Rubio (n. 13/01/1926), de una generación que se extraña.

– Casi todos eran arequipeños –refiere el historiador.

Dos años antes de finalizar sus estudios, Lucho tuvo la oportunidad de conocer la ciudad de Lima. Entonces, visitó la Biblioteca y el Archivo, quedando maravillado por la cantidad de información que había. Cuando culminó sus estudios en 1959, insistió muchísimo en casa para postular y estudiar en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

– Hicieron una ‘chanchita’ y me mandaron a estudiar a la Pontificia –nos cuenta con la sencillez y fraternidad que lo caracterizan.

Su afición por las artes también despertó desde que era estudiante, y al ingresar a la Facultad de Letras y Educación de la Universidad Católica, fortaleció todas aquellas cualidades. El prolífico autor nos confiesa su gusto por el teatro y la música.

– Yo también chaparreaba el piano, componía algunas canciones– asiente con entusiasmo. Sin embargo, creo que la pasión por los archivos y la investigación definió su trayectoria– le comento.

– Comparto la idea –nos dice– para mí es un poco cambiar la rutina, es decir, leo, escribo, toco un rato el piano, veo un poco de zarzuela u ópera… el arte para mí es una oxigenación de la vida intelectual. Pienso que, de eso, no cabe duda.

En la universidad tuvo grandes maestros. Empero, no fue en aquellas aulas que conoció al genial Basadre. Resulta que Cavagnaro culminó la universidad en 1966 como profesor en la especialidad de Historia. Tan pronto egresó, comenzó a trabajar gracias a un amigo, Guillermo Johanson Muzzo, quien le presentó al historiador Gustavo Pons Muzzo, dueño del colegio San Julián de Barranco en Lima, dónde enseñó por un lapso de cinco años. En aquella época, mientras trabajaba en la institución que le dio muchas satisfacciones, frecuentaba los auditorios donde Jorge Basadre dictaba sus charlas y conferencias, pero jamás se acercó. Lo veía como «una galaxia inalcanzable».

– No osaba acercarme para decirle soy tacneño y me gusta la historia, una timidez muy provinciana– nos detalla.

No lo conoció. Pronto, retornó a Tacna y continuó trabajando en la docencia. Un día, el abogado y profesor tacneño Guillermo Auza Arce, lo invitó a una reunión donde se encontraba Basadre. Gracias a su intercesión lo conoció. Precioso momento. Después frecuentó al destacado maestro, por supuesto, el autor de la colección de Historia de la República del Perú, radicaba en Lima.

Lucho Cavagnaro tuvo que regresar a la capital para sustentar su tesis doctoral. Estando en la Ciudad de los Reyes, lo llamó por teléfono para saludarlo. Y, a los pocos días, Basadre convocó a sus amigos a una reunión en el chifa Santa Rosa. Se encontraba César Gutiérrez Muñoz, Félix Denegri Luna, por mencionar algunos; en esa oportunidad, los comprometió para que apoyen a los jóvenes escritores de provincia.

– Te digo con sinceridad, estos amigos fueron muy atentos, por ejemplo, Félix Denegri a nadie prestaba sus libros y a mí me prestó una crónica que era difícil de conseguir, de Jerónimo de Vivar… Por ese motivo pienso que la presencia de Basadre iluminó mi vida– declara con gratitud.

La mañana del 25 de marzo de 1975, para sorpresa de muchos, incluso del mismo graduando, un hombre con tantos años como su prestigio, asistió a la sustentación de Lucho Cavagnaro. Se trataba de Jorge Basadre, que estaba acompañado de su esposa Isabel. Un gesto de apoyo que marcó su trayectoria y el sólido recuerdo del historiador tacneño.

Aquel año fue uno de los más significativos. No solo por la abundante información de Tacna que reunió investigando en el Archivo General (AGN), el Archivo Arzobispal y la Biblioteca Nacional, sino por la oportunidad que le ofrecieron y sería determinante en su vida. Un día se le acercó Alberto Rosas Siles para decirle que el director del AGN, Guillermo Durand Flórez, quería conversar con él. Preocupado, Lucho se acercó a Durand, quién le dijo: –¡Doctor! No me va a decir Usted que no. Resulta que estaban creando el Archivo de Tacna y le proponían la dirección.

1975… Comenzó un nuevo proyecto, tal vez más demandante que los anteriores. El reto era tremendo, pues no existía absolutamente nada. Así emprendió la tarea de rescatar fondos documentales de instituciones públicas, notarías, antiguas familias tacneñas, etcétera, y alternaba su labor con la educación, pues fue profesor de tantas instituciones como el colegio jesuita Cristo Rey (apenas inició la secundaria), el ISP José Jiménez Borja, la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann y Privada de Tacna.

En 1980 fue becado por la OEA para realizar estudios de especialidad en la Escuela de Archiveros de Madrid, donde hizo amistad con la reconocida Vicenta Cortés Alonso. Se alojó con una hermana y aprovechó su estadía para investigar sobre Tacna en el Archivo Real de Indias y de Sevilla. A su retorno, pudo emprender un importante proyecto que lo colocó en la historiografía tacneña, la colección de Materiales para la Historia de Tacna, que data de 1986, y a la fecha continúa desarrollando nuevos tomos.

Sumó a su legado otros títulos de historia y experiencias en gestión porque llegó a ser decano, director de cultura, asesor, entre otros cargos que asumió con responsabilidad, como la dirección del Archivo hasta 1990, década en que también participó en la clasificación de la documentación del Archivo Departamental de Moquegua. Definitivamente, es un referente en el campo de la cultura que ha realizado cortos para la televisión, cómo: La Entrega de Tacna (1979) y Moquegua de Siempre (1984), y ahora, a sus 77 años, continúa notable labor. En exclusiva nos comenta que reeditará la obra: Tacna, Desarrollo Urbano y Arquitectónico, que considera indispensable en su producción.

Ref. Diario El Pueblo. Arequipa, 3 de abril del 2020. 


Comentarios

  1. Muy interesantes datos biográficos y trayectoria del doctor Luis Cavagnaro Orellana.
    Es cierto, era el único Colegio Nacional de Varones(luego Crnl. Bolognesi), el otro era el colegio Nacional de Mujeres ( luego FAZ), pero desde el retorno de Tacna al Perú en 1929, al margen de los dos colegios nacionales, habían un promedio de 11 escuelas en la ciudad y zonas periféricas(Pocollay, Calana, Pachía) de Tacna. Felicitaciones por el excelente reportaje

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