TEODORO HAMPE MARTÍNEZ: LA HISTORIA DEL HISTORIADOR

TEODORO HAMPE MARTÍNEZ: LA HISTORIA DEL HISTORIADOR

Por: Hélard Fuentes Pastor

Teodoro Hampe Martínez era brillante, incluso, en su trato cercano o distante. Más de diez títulos publicados hicieron de él un best seller en la historiografía peruana. Su obra trajinaba de sur a norte, de región a región, con sus dos apellidos y una producción que no dudaba defender. Entonces, había ejercido notable influencia en sus contemporáneos y los historiadores de una generación próxima a la suya, principalmente, egresados de la Universidad Católica dónde recibió su formación.

La publicación de artículos –a modo de obituario o semblanza– nos coloca ante un personaje singular, cuyo temprano fallecimiento sorprendió a la intelectualidad peruana. Después del 7 de febrero del 2016, en que se produjo su deceso, varios autores se ocuparon de su obra y apenas reseñaron algunos datos biográficos resaltando su sólida formación. En tal sentido, Juan Carlos Adriazola Silva nos habló de una «brillante carrera universitaria (… y) su fructífera vida intelectual en el campo de la historia» (2016), mientras Soledad González Díaz, Germán Morong Reyes y Patricio Ibarra Cifuentes, lamentaban que «su prematura partida, a los 56 años de edad, dejó a medio camino una prolífica carrera académica» (2016).

No cabe duda que, Teodoro Werner, como lo bautizaron sus padres, fue uno de los historiadores más importantes después de los antiguos maestros de la Católica y San Marcos. Su prolija labor –interrumpida por aquellas circunstancias de la vida que a veces no alcanzamos a explicar– no fue cosa fortuita, sino resultado del apoyo familiar y, determinantemente, de su esfuerzo y compromiso académico que luego se revela en sus obras.

Hampe Martínez provino de una familia de solvencia económica. Nació en Miraflores (Lima) un 20 de marzo de 1960 y desde entonces recibió una adecuada formación de sus padres, Teodoro Hampe Bitter y Clotilde Martínez (n. 16/01/1930), quienes tuvieron otros dos hijos: Fernando Teodoro y Erwin Kurt (n. 22/01/1957). Según el investigador José Antonio Benito, el segundo apellido de la madre es Vallestrini; sin embargo, en una declaración notarial de sucesión intestada del historiador encontramos sus datos completos, compulsados con el registro civil como la rectificación del acta de nacimiento de su hijo dónde ella figuraba como: Clotilde Martínez de Hampe, y cambió a: Marcela Clotilde Martínez Torres de Hampe (Ref. Exp. 687-2016).

El primer apunte de carácter biográfico fue escrito por Pedro Guibovich para el Diccionario Histórico y Biográfico del Perú que coordinó Carlos Milla Batres y se editó en ocho tomos en 1986. En dicho proyecto participó Teodoro Hampe, a quién debemos más de un centenar de semblanzas biográficas firmadas con sus iniciales: THM, como también rubricó algunas notas preliminares de sus libros. Asimismo, vale mencionar que el mismo año que se publicó la monumental colección, el historiador acababa de doctorarse en la Universidad Complutense de Madrid, por lo tanto, naturalmente, Guibovich no menciona dicho logro.

Teodoro era un hombre de fuertes vinculaciones, académicas y políticas, ello se debe a las relaciones familiares y, a su vez, los años de preparación en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde ingresó en 1977 para después graduarse como Licenciado en Historia y en Educación (con especialidad en Ciencias Sociales) en 1983. Cuando José Antonio Benito refiere a los «55 años llenos de vida», no solo hay una reflexión sobre el deleite de los mismos, sino su aprovechamiento académico, pues tan pronto egresó del colegio peruano alemán Alexander Von Humbolt (1966-1976) –cuyas aulas lo acogieron desde la primaria– siguió sus estudios universitarios, así sucesivamente hasta el doctorado.

Antes de titularse, ya había escrito artículos y tres estudios que señala Guibovich: Relación de los encomenderos y repartimientos en el Perú en 1561 (1979), La actuación del obispo Valverde en el Perú (1980) y Un príncipe europeo para el Perú (1981). Probablemente, en aquel periodo constituyó una suerte de promesa para la historiografía limeña, por lo que ostentó la atención de intelectuales que además de promover su trabajo, garantizaron su calidad. Pronto, Hampe Martínez se abrió paso en la intelectualidad nacional.

Aquel ascenso se debió a tres aspectos fundamentales: el ambiente social en que se desenvolvió; su preparación universitaria en el país y el extranjero, porque –como menciona Adriazola– logró importantes becas de estudio (de la Fundación Humboldt de Alemania, del Ministerio de Ciencia e Investigación de Austria y de la John Carter Brown Library de los Estados Unidos); y, las oportunidades que dirigieron su destino.

El año de 1986 es importante en su quehacer profesional. No solo era coautor de una enciclopédica obra y sus primeros logros fueron reseñados en la misma, o, acababa de sustentar con honores la tesis de su doctorado en España sobre Pedro de La Gasca (1493-1567) dedicada a sus padres y hermanos; Hampe continuó con sus estudios, ahora en la Academia Diplomática de Viena (Austria).

A su retorno sobrevinieron años de éxito. José Antonio Benito indica que fue investigador titular del Instituto Riva-Agüero (1986-1989) e investigador contratado en el Departamento de Proyección Cultural del Banco Central de Reserva del Perú (1986 a 1988). Y, en 1988, con tremendo currículum, ingresó como profesor ordinario de la casa estudios superiores dónde se formó.

Teodoro Hampe viajaba constantemente, ya sea por sus becas de investigación o para ofrecer ponencias en el extranjero como Ecuador, México, Estados Unidos, Chile, Italia, Bolivia, Colombia, Venezuela, por mencionar algunos, o, en las regiones del país: Ayacucho, Arequipa o Tacna, en ésta última lo conocí, cuando en junio del 2011 se realizó el Encuentro de Historiadores por el Bicentenario del Primer Grito de Libertad dado en Tacna por Francisco A. de Zela, que organizó la Sub Comisión de Certámenes Académicos de la Comisión Municipal del Bicentenario, la Asamblea Nacional de Rectores, la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohman y la Universidad Privada de Tacna.

Entonces, el historiador era una autoridad en su materia. Profesor de tantas universidades como la Científica del Sur (2001-2006), la Universidad Mayor de San Marcos (desde 2003), la Universidad Tecnológica del Perú (2010-2016), la Universidad Privada Antenor Orrego en Trujillo (2005-2016), entre otras, dictando en sus programas de pregrado y postgrado.

Publicó interesantes libros como: Don Pedro de la Gasca, 1493-1567: su obra política en España y América (1989), Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1917-1987 (1989), Inquisición y sociedad en el Perú colonial (1570-1820): una lectura crítica de la bibliografía reciente (1995), Cultura barroca y extirpación de idolatrías: la biblioteca de Francisco de Avila, 1648 (1996), Bibliotecas privadas en el mundo colonial: la difusión de libros e ideas en el virreinato del Perú. Siglos XVI-XVII (1996), Fragmentos de la historia moderna: Europa, América y el Perú. 75 reseñas bibliográficas (1997), Santo oficio e historia colonial: aproximaciones al Tribunal de la Inquisición de Lima, 1570-1820 (1998), Testimonios del Perú y del mundo (1998), Santidad e identidad criolla: estudio del proceso de canonización de Santa Rosa (1998), La juramentación de los presidentes de la República ante el Congreso del Perú, 1823-2000 (2000), El mirador peruanista: recopilación de artículos sobre historia, cultura y sociedad (2002), y varios en calidad de coautor.

La calidad de sus investigaciones está fundamentada con un aparato erudito digno de respeto, y su trascendencia y difusión, se debe en gran medida a su personalidad. Un esfuerzo por comprender su trayectoria requiere tres enfoques principales: los netamente biográficos, la comprensión de cada obra y la integralidad de su legado. Adriazola nos dice que Hampe “no tuvo actitudes mezquinas o avaras con la información, fuentes o archivos que manejaba”. En efecto, esto podemos demostrar con los comentarios escritores como José Beltrán Peña, José Luis Ayala, etcétera.

Ref. D. El Pueblo. Arequipa, 26 de marzo del 2020. P. 08. 


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