MARIO ARENAS RODRÍGUEZ: UN ARTISTA POLIFACÉTICO
Por:
Hélard André Fuentes Pastor
Historiador y escritor
El
eximio escritor, artista y maestro ha fallecido pero deja en su impronta
literaria y artística un gran legado.
Pintar y escribir son grandes
cualidades que ha desarrollado con particular maestría el artista arequipeño
Mario Damaso Arenas Rodríguez, uno de los intelectuales más importantes de
mediados del siglo XX, cuyas experiencias, visiones y aquel sentimiento de
lucha social, continuaron proyectándose en muchas generaciones. Nació en
Miraflores el 21 de noviembre de 1917, hijo de Mariano Arenas y Juana
Rodríguez. Casado en 1948 con Mari Alarcón. Desde joven sintió vocación por las
letras y artes plásticas modelando extraordinarias esculturas como las que se
exhiben en el municipio de Mariano Melgar, o representando paisajes, tallando
palabras en sus poesías y escribiendo interesantes apuntes para la historia de
nuestra ciudad y del país. Reconocido por muchos intelectuales y catedráticos
como un excepcional narrador, autor del libro: «Pandereta, chicharrón y
lunareja» (Ediciones La Pampa, 1976).
Estudió en el Colegio de la
Independencia Americana y guardando un profundo afecto por la institución
participó en la Exposición de Pintores Alfeñiques en el 2012 donde se mostraron
los trabajos de otros pintores «independientes». Luego estudió en la
Universidad de San Agustín. Doctor en Filosofía y Letras, desempeñó una
importante labor como maestro de primaria y docente universitario en San
Cristóbal de Huamanga y en San Agustín, donde compartió con otras
personalidades de dichas casas de educación superior. Asimismo, colaboró en
diversas revisas nacionales e internacionales y ha sido columnista del diario
El Pueblo publicando interesantes trabajos y reflexiones frente a nuestra
realidad social e histórica. Mario Arenas, llegó a dirigir la Asociación
Nacional de Escritores y Artistas de Arequipa (ANEA) en una época en que la
institución gozaba de prestigio constituyéndose como un verdadero centro
cultural de formación. Su dinamismo y capacidad de gestión le permitieron
dirigir el Instituto Nacional de Cultura Andina. Según afirma la poeta Thais
Lanao Briceño, Arenas Rodríguez también fue presidente-fundador de la Casa del
Poeta en Arequipa.
Una de sus pinturas más
recordadas se denomina: «Reposo», y fue exhibida en una muestra artística que
realizó en el local de la ANEA en agosto de 1957. Dicha exposición fue muy
celebrada pues impresionó con sus óleos, témperas, acuarelas y la técnica del
carboncillo. El diario Noticias afirmó que era su segunda exposición de arte y comentó
lo siguiente: «por la fuerza de su
contenido, por la estructura y la plasticidadde su obra es, indudablemente una
de las más seguras promesas artísticas, entre los jóvenes de Arequipa. Contemplando,
en su conjunto su obra, se pierde uno en ese deslumbrante laberinto de los cien
caminos que nos ofrece, en su principio, todo el poder extraordinario de su
Arte».
Con los años cesó de la
docencia universitaria, sin embargo jamás dejó de participar en eventos y
actividades culturales. En el 2003 comentó la obra: «El cantor de los cantares»
del escritor Adolfo Salinas Gamero y en el 2005 pronunció un discurso en la
sala del Museo Histórico Municipal con motivo de la condecación que la
Asociación Latinoamericana de Poetas (ASOLAPO) otorgó al escritor e historiador
iquieño César Ormeño Iglesias. Un año más tarde participó en el curso
Manipulación Piscológica y Derechos Humanos de Derecho de la UNSA con el tema:
«La educación como medida preventiva del sectarismo».
Aquel aporte meritorio en
diferentes campos de nuestra cultura le ha permitido recibir numerosos
reconocimientos de instituciones como la Municipalidad de Mariano Melgar en el
2013 y en el II Encuentro Internacional de los Harawikuq organizado por la ASOLAPO
(del 17 al 19 de diciembre de 2015), donde también se homenajeó la trayectoria
del lingüista Pedro Luis Gonzáles Pastor y del periodista Carlos Vivanco
Flores. Hace algunos meses fue nominado por el Club Internacional de Arequipa
como cultor de las artes, junto a Everardo Zapata Santillana, Manuel Castro,
entre otros. De igual forma, nosotros fuimos testigos de su constancia y
lucidez cuando tomó la palabra en la presentación del libro: «La Confederación
y el giratorio tiempo» del poeta José Luis Ayala, en el 2014, donde
participamos como comentaristas junto al sociólogo Héctor Noé Ballón Lozada y la
maestra Gloria Mendoza Borda con la moderación de la periodista Carmen Luz
Ayala.
El hombre polifacético ha
fallecido a los 99 años de edad la madrugada del domingo 6 de noviembre enlutando
a los círculos intelectuales de la región. Sus restos fueron velados en el
local de SUBCAFAE y luego cremados, pero su voz inquebrantable permanece como
en aquella canción guerrera «Hijos del Misti volad», letra de Trinidad Pacheco,
que Arenas interpretó a capella con palpitante ánimo y cuyo audio atesoró el
investigador Juan Guillermo Carpio Muñoz. Varios escritores, intelecuales y
amigos han publicado mensajes de codolencia y despedida que sirven de
testimonio para reconstruir la personalidad del artista.
Angélica Corrales nos
recordó al maestro, escribió: «Mi querido maestro, gran
forjador de juventudes, prolijo y estudioso de las letras, artista y pintor
excelso, cómo no recordar todo aquello que supo dar sin esperar nada a cambio.
Maestro de maestros descanse en paz. Siempre estará en nuestros corazones». De
igual forma, el psicólogo y actor Andrés Luque Ruiz de Somocurcio, afirmó que Mario
Arenas en su juventud fue actor de teatro y «trabajo como profesor por medio
del teatro, un artista completo», y la poeta Virginia Medina Rivera señaló que
«toda su digna y fecunda vida la dedicó a forjar la conciencia humanitaria, y
claro que sembró semillas que ya están floreciendo, luchó en cuerpo y alma por
una sociedad digna del ser humano, siempre presente contra la injusticia y la
deslealtad».
A dichos
comentarios se sumó el mensaje de la poeta Nancy Loayza Alatrista: «deja en nuestro corazones una gran
enseñanza, un gran legado de vida (…) maestro por haber compartido sus dones en
la vida, por siempre mi admiración y reconocimiento»; de la escritora Luz
Vilca: «con mucha pena, hoy me entere,
que nos dejó el maestro Mario Arenas Rodríguez, narrador excepcional, artista
plástico y gran amigo. Dos de sus hermosas esculturas se encuentran en la casa
consistorial del distrito Mariano Melgar»; y de la catedrática y poeta
Soledad Maldonado Zedano: «Maestro
ejemplar que con su magisterio impartió sus enseñanzas en diferentes lugares
del país. Fue líder político esclarecido, escritor, historiador, hombre de
cultura, importante pintor y escultor». Asimismo, hubo expresiones de
condolencias de Gladys Collado Medina, Rosario Torres Pérez, Leonardo Ugarte y
Chocano, Miriam Zavala, Cristina Herencia, César Abarca Fernández, Juan Ciro
Goyzueta, Chalo Guillén, Luis Pareja R., entre otros.
En: Diario El
Pueblo. Arequipa, noviembre de 2016.
Alguna vez escribió algún estudio sobre el apellido Arenas en Arequipa o en Miraflores?
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