CASIMIRO CUADROS Y LA MAGNÍFICA EXPRESIÓN DE LOS PAISAJES
Por: Hélard André Fuentes Pastor
Diario El Pueblo. Arequipa, 10 de agosto de 2014. P. A16.
Casimiro Cuadros nació en Cayma y
fue un paisajista autodidacta que en cuyas acuarelas reflejó la esencia del
paisaje natural arequipeño. Este pintor está considerado como el xilografista
más importante del siglo XX.

Los trazos publicados por Casimiro
en diferentes diarios –sobre todo “Noticias”– son testimonio gráfico de la vida
cotidiana de los pueblos. Resulta significativo apreciar sus xilografías que
ilustraron varias columnas periodísticas, como la sección de “Apuntes de
Botánica Farmacéutica” de Noticias, en la edición del 8 de diciembre de 1935,
con el tema: “La planta de Apio”.
También publicó un grabado titulado: “Por
las tierras labrantías de Caima, el hermoso huerto de Arequepay”, con
motivo del aniversario de la Ciudad Blanca de Arequipa, el mismo que ilustra la
nota de prensa “Arequipa, la Ciudad
Fidelísima” de la edición del 15 de agosto de 1944. Casimiro Cuadros, vuelve
a ilustrar las páginas de Noticias, en la edición del 4 de diciembre de 1948,
con un trabajo denominado: “El Padrecito.
Hombre de la Aldea” para el cuento folklórico “El Padrecito” de Manuel Gallegos Sanz.
Los apuntes de Casimiro Cuadros,
tienen un carácter costumbrista y paisajista, tal y como se puede apreciar en
la edición del 26 de mayo de 1954, donde se reproducen tres grabados de su
autoría, los cuales representan diferentes vistas del distrito de Cayma, fueron
publicados en la nota periodística: “Aspectos
y problemas del tradicional Villorrio de Cayma”. Y, en la edición del 1 de
setiembre de 1956, debido a la noticia sobre la inauguración de una muestra
pictórica en la Universidad Nacional de San Agustín, tenemos la obra “Juan Santos” uno de los 16 cuadros que
presentó el autor. En dicha exposición también participaron: Xavier
Bacacorzo, Mario Arenas Rodríguez,
Oswaldo López Galván, Percy Murillo Garaycochea, Isela Ruíz de Somocursio,
Jimmy Vargas, Manuel Morales Guzmán, el Hermano José Benjamín, Federico Molina,
Alejandro Núñez Ureta, Carlos de la Riva y José Zegarra Hidalgo.
De igual modo, Casimiro Cuadros,
ha ilustrado la nota de prensa “Homenaje
de la ANEA a Gabriela Mistral” con una xilografía de la famosa escritora
chilena. Y es considerado, “admirable
paisajista, gran dibujante y generoso maestro”. Del artista se indica que
fue un “destacado pintor arequipeño. La
mayoría de sus acuarelas, reflejan temas del bellísimo distrito de Caima:
torres blancas destacando violentamente sobre el cielo azul prusia calles
estrechas, empedradas; paredes lánguidas por el
sol del atardecer”.
Casimiro Cuadros también ha definido
el valor de las obras pictóricas de sus coetáneos, comentando de la obra de
Augusto Caro Cornejo, lo siguiente: “Gran
acierto, pictórico el de Caro Cornejo que lo coloca entre los tantos
abanderados de la justicia social, de los desamparados, que anhelan el remedio
y la reparación a tantos males seculares”. De Víctor Martínez Málaga, afirmó
se trató de un “pintor de retratos de
amplios propósitos. Sus modelos que trata, no sólo representan el parecido
gráfico, sino trasuntan la psicología del retratado como en el de Luis Dunker
Lavalle que existe en la Biblioteca Pública y en el otro del Dr. Francisco
Mostajo. Retratista de envergadura, que maneja hábil y concienzudamente los
colores, con técnica de empastes jugosos. Cultiva también afortunadamente el
paisaje”.
Asimismo, Cuadros consideró a Vinatea
Reinoso, como un hombre “de mente
cultivada y formación técnica y espiritual como discípulo del gran pintor
Daniel Hernández, en la Escuela de Bellas Artes. Profundamente artista, amador
sincero de las cosas de su tierra y del Ande. Pintor de fuerza y de hondo
sentido nacionalista. Vibra como artista en su noble capacidad sensorial y
sensible. Emociona sencilla y llanamente todo lo que pinta. Vida tronchada,
prematuramente y que nos privó de su efectivo valor, que honra el solar nativo”.
Reflexionó respecto a la obra de
Percy Murillo Garaycochea, reconociendo que era un “pintor de ágil temperamento artístico… trata de afinar su paleta en
una nueva concepción del neoindigenismo”. Y, sobre Teodoro Núñez Ureta: “un pintor como llama la crítica formal sin
academia porque tenía que ser así, el amor a la tierra es algo, que jamás queda
estático y que nunca toma formas establecidas porque es la única manera de
mantener fresco el mensaje, pero Núñez Ureta tiene escuela nacida del cariño
científico al oficio y del respeto a su pueblo –es eso su pintura– la labor conciente de estudioso y el cariño
incondicional del buen peruano”.
Finalmente, este artista –según
algunos comentarios de la época– fue considerado como uno de los más
perseguidos y vapuleado por la crítica, al igual que Federico Molina, “Molina por sus óleos indecisos y Cuadros
por sus malas figuras” pero que sin embargo, “ambos se han impuesto mediante la perseverancia, el estudio y la
inteligencia” en el círculo artístico e intelectual de la localidad.
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